PUNTUALIZANDO
Adrián Rangel Guerrero*
“Un líder lleva a la gente a donde nunca habrían ido solas”, Hans Finzel
Muchos políticos se preguntan ¿Qué quiere escuchar la gente? ¿Qué necesita? y gastan mucho en asesores de mercadotecnia política, en encuestas, investigaciones de campo y demás técnicas para intentar descifrar a ese monstruo de mil cabezas que les parece ininteligible, la inmensa mayoría de las veces advierten que sus necesidades son muy obvias pero donde fallan es en el cómo satisfacerlas, en el caso de que quieran intentar alguna vez ser congruentes con sus promesas de campaña y cumplirlas lo cual rarísima vez pasa, para ellos basta con que les arreglen una unidad deportiva o hacer un camellón con juegos para los niños o aparatos de ejercicio.
La seguridad navega en mares turbulentos de corrupción e indiferencia, los servicios como recolección de basura, vertederos y alumbrado público que buscan concesionar en tratos que les representen dividendos, o en gobiernos obesos e ineficientes llenos de burócratas a los que se les otorgan los espacios en virtud de favores políticos, en eso se ha convertido la relación del gobierno con el pueblo
Pero de vez en cuando, muy de vez en cuando, surge de ese pueblo una voz que le dice al gobierno: ¡ya basta!, y hace reclamos legítimos que deja muda a la autoridad en turno, pero mas raro aun cuando esa voz que reclama se convierte por voluntad propia en una fuerza de acción, se arremanga las mangas y empieza a luchar por sus vecinos primero, luego por su colonia, para seguir con su comunidad entera y acabar siendo la voz, las manos, los pies y el alma de esa inconformidad y de esas familias, eso se da muy poco creanme que lo digo seriamente.
Recientemente conocí a una de esas voces; la regidora Maria Isabel Palos Leija, que funge como tal en Tlajomulco, en apenas unos minutos puedes escuchar algo que es difícil de describir, yo le llamo la voz de la gente, la voz del pueblo, ella habla de las necesidades de las personas con la autoridad que tiene aquel que salió de ahí, ella no habla de la inseguridad desde su mansión en Santa Anita, o de los problemas de casas abandonadas desde Bugambilias, o de la falta de agua potable, o de casas defectuosas que el ayuntamiento permitió; ella vive en una que a los primeros años se estaba desmoronando, que al encabezar ese movimiento para reclamarle a la autoridad y a los constructores la pésima calidad de las mismas rechazó la propuesta del constructor de regalarle su casa para que se callara: “Regalale las casas a todos los que sufren de deterioro”, dijo, por lo que se negó a recibirla y hasta la fecha sigue un juicio en su contra, ella levantó la voz, ella gritó, ella peleo y sufre las consecuencias de ello, pero jamás se calló, jamás se rindió y sobre todo jamás traicionó, aun cuando esto le perjudicaba.
La regidora atrae a los que son como ella, el pueblo bueno al que se refería AMLO, el que no busca cosas gratis sino justas, el impulso y la vocación son innegables cuando ya acumula más de 15 años peleando por lo que ella cree justo.
Pero no solo sirve para la lucha, cuando le cuestioné sobre las probables soluciones a las problemáticas de Tlajomulco de Zúñiga me dio respuestas claras, con soluciones prácticas y alcanzables a corto mediano y largo plazo, me habló de seguridad, de servicios públicos, de sus aportaciones a la calidad de vida de todos los habitantes de su municipio.
Le cuestione su falta de “padrino político” y ella con una gran sonrisa me contestó: “mi padrino es el pueblo de donde vengo”, la mire detenidamente y supe que era verdad.
Ojalá Isabel como me pidió muchas veces que le llamara, sea presidente municipal, ojalá y el pueblo pueda gobernar con el ímpetu, la vocación y el talento de esta mujer.
*es director de Puntual Jalisco
