Con tapabocas pero sin censura
Martín López Cedillo*
En esencia, el ayuntamiento, es una institución de servicios, su principal ocupación y objetivo debe ser satisfacer la demanda, ya que la calidad de vida de los habitantes está vinculado a los servicios públicos eficientes, servicios que deben darse sin interrupción y en todo el territorio, de acuerdo al artículo 115 constitucional.
Con cada periodo de “gobierno” los problemas públicos, se agudizan. La inseguridad y la pobreza, cada día es peor, los servicios de salud son deficientes e insuficientes, los “gobiernos” son arbitrarios y corruptos, las políticas públicas y la “gobernanza” metropolitana es puro cuento. La lista de defectos de los ayuntamientos puede extenderse y pormenorizarse, pero su común denominador desde hace décadas es la ineficacia y la ineptitud, para cumplir con sus obligaciones. A lo que debemos agregar la corrupción y la impunidad, aquí no importa el color del partido político, todos alcanzan su máximo en todos los renglones negativos. La manera actual centralizada de pretender gobernar es un modelo rebasado, y la novatada de la gerencia de ciudad no resolvió nada. Pudo ser una buena idea que por ambición política e ignorancia técnica fue tontamente mal implementada. Es imposible que los presidentes municipales supervisen personalmente todos los rincones de una gran ciudad, pero la ocurrencia en Guadalajara de un gerente de ciudad, con titulares que no saben y sin una reestructuración general, basada en un modelo descentralizador, serio, ha terminado en solo otro dislate más. Hay experiencias
de modernización municipal exitosas llevadas a cabo en países europeos que supusieron un giro a la política; a la manera de entenderla y de ejercerla, que pueden servir de base para crear el nuevo diseño de la arquitectura institucional local, pero se necesita gente conocedora, preparada, con experiencia en la función pública local y no los improvisados de siempre, conocidos de alguien que, de cierto voluntariosos , pero no dan una.
En el modelo de Barcelona –denominado gerencial-, los concejales electos reafirman su rol de auténticos líderes políticos, mientras que los gestores adquieren importantes responsabilidades que ayudan a conseguir una gestión municipal profesionalizada y eficaz, basada en un servicio público de carrera. Urge iniciar el proceso de modernización descentralizando algunos servicios públicos en las zonas administrativas que ya operan en cada municipio, acercando la toma de decisiones a los ciudadanos y potencializando su participación y la gobernanza.
Vista así, la descentralización presenta ventajas evidentes administrativas y técnicas ya que exige racionalizar la maquinaria administrativa, incrementando así la eficacia y la calidad de los servicios.
El nuevo modelo, debe considerarse mixto y comprender también otros servicios que, en lugar de descentralizarse, deben ser concentrados para que de manera coordinada o asociada se desarrollen en instancias metropolitanas bien hechas, no como las de hoy que son resultado, otra vez, del desconocimiento institucional municipal y que solo causan gastos y no sirven para nada importante, se trata de crear un nuevo modelo basado en la cooperación en todos los niveles con la sociedad civil y el sector privado. En este sentido, los regidores, no deben ser cualquiera, y tener capacidad para modernizar la administración hasta hacerla flexible, eficaz y de calidad, capaz de adaptarse a los diferentes contextos. Los gobiernos municipales deben abandonar las malas costumbres y sistemas administrativos tradicionales, basados en un funcionamiento uniformista y centralizado. De no hacerlo; estaremos ante la posibilidad de que la sociedad se autogobierne.
*es especialista en derecho del trabajo y movilidad
